Partido Político surgido de la fusión de los partidos: Laborista, Independiente y Unión Cívica Radical - Junta Renovadora. Fundado el 23 de mayo de 1946.

sábado, 4 de abril de 2015

HACE 41 AÑOS PERON HABLABA LOS GREMIALISTAS CORDOBESES



 
"La organización debe ser gobernada y mantenida por los propios dirigentes gremiales."
JUAN D. PERON

 

Discurso pronunciado por el Teniente General Juan D. Perón el 4 de abril de1974, en la residencia presidencial de Olivos, ante los síndicalístas participantes en el Congreso Normalizador de la C. G. T., Regional Córdoba.

 

-Compañeros: Siento un intenso placer en recibirlos y conversar con ustedes.

El proceso gremial del país y el de las organizaciones sindicales, es un asunto que más o menos yo conozco. Hace

30 años que vengo galopando, por lo menos a la par; en consecuencia,

he sentido de cerca todo el proceso cordobés, no porque nos interese meter la mano dentro de los sindicatos, sino, para reconocer perfectamente el estado -diremos así que provocan algunas disensiones internas de la organización sindical, que son siempre peligrosas.

 

LA ORGANIZACION SINDICAL

En la organización sindical hay dos grandes peligros con

los que hay que terminar y suprimir de cualquier manera: primero, las disensiones internas y, segundo, que nadie de afuera meta la mano dentro de los sindicatos. Esa es una cosa fundamental.

A veces algunos compañeros me dicen que intervenga personalmente. Y o no haré jamás eso. Para mí, el sindicato designa a un secretario general que debe ser sagrado para el gobierno, y es con él con quien yo me entiendo o con quien deben entenderse las autoridades. Si hay alguna intervención que hacer en un sindicato, deben ser las propias organizaciones sindicales las que la hagan. Esa ha sido la regla que nosotros hemos establecido hace treinta años en el país. Que nadie meta las manos en el sindicato, porque de esa manera da lugar a que después todos quieran meterlas, y ese es el mayor peligro para una organización sindical. La organización, debe ser manejada, gobernada y mantenida por los propios dirigentes sindicales. Nadie lo hará, en reemplazo de ellos, de forma tal que la organización tenga nada que agradecer.

Por esa razón, estos problemas que al fin y al cabo se promueven entre compañeros, deben ser también arreglados entre compañeros. Cuando eso no se ejecute entre compañeros, el que debe intervenir es la organización sindical. Tienen una Confederación General del Trabajo que, oportunamente, cuando sea necesario, puede intervenir en la solución de los problemas comunes de los gremios.

Esa ha sido siempre la norma que hemos mantenido durante todos los gobiernos justicialistas. En este sentido, es un placer ver que ustedes, a trancos y barrancas, han llegado a normalizar un problema que sé que en Córdoba no es fácil arreglar. Sin embargo, el buen sentido ha triunfado, y la entidad ha salvado el principio de su organización monolítica.

Los que quedan afuera no tienen nada que ver con la organización sindical. Hay mucha gente a la que le gusta hacer rancho aparte. Que lo hagan, pero que no vengan a perturbar

la organización sindical; ellos no tienen ningún derecho aunque crean que son dueños de la verdad. De estos dueños de la verdad conocemos tantos que ya no pueden impresionar a nadie. El dueño de la verdad es el que trabaja para la organización sindical, para que sea monolítica y pueda seguir representando dentro del país un factor de poder. Si se dividen, cuando mucho serán ·un factor de presión. Eso

y nada es lo mismo.

 

FACTOR DE PODER

 

Yo he estado en países donde tienen tres o cuatro centrales obreras. Eso es como el perro del hortelano; no come él ni deja comer al amo; ni resuelven su problema ni resuelven los problemas del país al que pertenecen. Solamente una organización como la nuestra puede llegar a representar un factor de poder.

 

Si no representa un factor de poder, la organización de la comunidad o la comunidad organizada deja de ser una realidad. La realidad de una organización y la de una comunidad organizada está representada, precisamente, por esos factores de poder que se equilibran, para que nadie pueda declararse dictador o querer gobernar por sí. Son estos factores de poder los que gravitan; y cuando lo hacen, combinan entre ellos la defensa de los intereses correspondientes. Porque en las organizaciones de las comunidades modernas se lucha por interés. No nos vamos ha tirar la suerte entre gitanos: los intereses son los que priman, y lo que hay que defender son los intereses.

Para defenderlos, se necesitan las comunidades organizadas.

Y hablar de comunidades organizadas no quiere decir que tengamos cuarenta partidos políticos. Esa es una política, quizá, desorganizada. Hay otros factores de poder que no .son los políticos y que deben gravitar decisivamente en la vida de la comunidad.

 

TODOS UNIDOS

Para que eso pueda realizarse y pueda seguir siendo factor de poder, las organizaciones sindicales deben mantenerse monolíticamente unidas.

Juntémonos dentro de los sindicatos y allí arreglemos los asuntos, aunque sea a sillazos, pero no en la calle; en la calle estemos todos unidos. Para mi esa es la base de la experiencia de toda mi vida.

Hay que darse cuenta de que cuando nosotros, en 1944, comenzamos a trabajar en el sindicalismo argentino, había tres centrales obreras y, en consecuencia, cuando son tres las centrales, es como si no hubiera ninguna. Los adherentes a esas tres centrales no pasaban de un millón de trabajadores.

Eso ha ido evolucionando y todavía no hemos hecho el esfuerzo total que debe hacerse para la organización.

 

Seremos alrededor de 7 u 9 millones y tenemos que completar, por lo menos, 10 millones. Entonces sí la organización será completa. Iv1ientras tanto, habrá que dominar a esos pequeños discordantes que siempre hay en todas las cosas, hasta en los bailes. No están conformes con nada y terminan muriéndose disconformes. Y lo único que no podemos permitir es que sigan disconformes, y se mueran disconformes.

Los que obedecemos a una necesidad objetiva de la organización sindical, estamos obligados a pensar que, primero, están las organizaciones -sindica les, después lo hombres,

y luego los dirigentes. La organización es lo fundamental.

Sin esa organización, no valen ni los dirigentes ni los obreros; en una palabra, no vale nada.

Se imaginarán ustedes cuánto es mi placer al poder ver aquí a los cordobeses -que son siempre medio peleadores

y discutidores- unidos en una organización.

Poco a poco será preciso llamar a los díscolos, que se se sienten incomprendidos. En la vida hay muchos que se sienten incomprendidos. Generalmente, los que no comprenden son los que se sienten incomprendidos. Entonces, pocoa poco hay que ir llamándolos y decirles que se dejen ele macanas

y que se agrupe n dentro de la organización. Porque dentro de elJa no es pecado discutir ni pelearse. Pecado es pelearse desde afuera. Dentro de la organización se puede discutir y se impondrá el que tenga la razón.

Cuando se procede así, en buen lenguaje se llama buena fe; cuando se procede de la otra manera, en buen lenguaje se llama mala fe, y la mala fe puede producir mucho daño

a la organización.

 

LO MEJOR, ENEMIGO DE LO BUENO

El compañero Otero, así como también el compañero

Adelino Romero, me han informado de cómo se han realizado las cosas en Córdoba. Se ha hecho una cosa buena, quizá no sea la mejor, porque lo mejor suele ser enemigo de lo bueno. Es bastante con que sea una cosa buena; ahora, tratemos de ir perfeccionándola de la mejor manera.

El perfeccionamiento es la segunda etapa de toda organización; el que desea formar una organización perfecta de entrada, generalmente se muere de una sed desconocida, porque al comienzo no hay ninguna organización que sea perfecta, todas son perfectibles.

Hay que organizar, y dentro de la organización, ir perfeccionándola todos los días.

Creo que la C. G. T. y las 62 Organizaciones cordobesas están en esa tarea. Ahora están organizados, de manera que hay que perfeccionarse y tratar de incorporar a toda esa gente díscola. Y o se que hay algunos que son irreconciliables, pero cuando esos se queden solos, no tienen mucho valor como tales.

Es el trabajo sincero de todos los días lo que puede llegar a computar, en general, una fuerza, que es verdaderamente la finalidad de la organización sindical.

Hay que establecer una fuerza suficiente como para seguir representando, dentro del panorama nacional, un factor de poder.

Compañeros: cuando miro hacia atrás, treinta años, veo lo que representaban los trabajadores y veo lo que representan hoy, me doy cuenta de la ventaja de la organización. En aquella época los trabajadores no contaban para nada ni decidían absolutamente nada; cuando hacían una huelga les daban unos palos y los ponían a trabajar. Esa era la realidad que he venido conociendo desde que tengo uso de razón.

Después de esa etapa, la o1rganización hizo sentir su fuerza,. que siempre es una fuerza positiva para el país, porque al fin y a cabo no debemos desconocer que los que todo lo hacen son los que trabajan, los vagos no construyen mucho para los demás.

Yo he visto el desfile de los años, siempre de alguna manera ligado a las organizaciones sindicales, trabajando con ellas y por ellas, y considero que esto es también un triunfo nuestro, de los que hemos estado desde el comienzo en la tarea de posibilitar que la clase trabajadora sea un factor de poder decisivo dentro del país.

Ningún trabajador que esté organizado y afiliado a las organizaciones sindicales, puede hoy negar que también él es un artífice del destino de todos, porque cada uno tiene su voz y su voto dentro de la organización y cada uno puede decidir de manera directa o indirecta el destino de los demás.

Señores: Alcanzar esto en una .organización sindical, no es cosa fácil. Y o, que he recorrido casi todo el mundo, no he visto nunca una organización sindical que pueda ser comparada con la nuestra.

 

 

VEINTE AÑOS ADELANTADOS

Me decía un día el jefe del gobierno italiano: "Ustedes están veinte años adelantados sobre nosotros. En Italia tenemos tres centrales obreras: una comunista, una socialista y otra demócrata-cristiana. Cuando no está en huelga una, lo está la otra; cuando no se pelean con el gobierno, lo hacen entre ellas. Socialmente esto constituye un caos". Y ahora digo yo: dentro de un caos social, no puede haber una solución económica, y todos estamos buscando que esas apariciones de caos terminen. Hay algunos que trabajan para eso.

Es cuestión de que nosotros trabajemos para lo contrario.

Cuando aparecen esos señores que todo lo ven mal, que creen que la organización sindical no es democrática, es porque ellos no son dirigentes. Generalmente, es por eso. No se qué más puede pedirse que lo que se practica en el orden sindical en la Argentina.

No hay ninguna otra fuerza que esté más democráticamente organizada que nuestra clase trabajadora, pues tiene orden, disciplina y, sobre todo, piensa en el triunfo de la organización y no en el triunfo ele cada uno, ni en las ambiciones o aspiraciones muchas veces indebidas de los hombres.

En la organización no decide el hombre, sino los hombres; ese es el principio fundamental. Que algunas veces sucedieron ciertas cosas, bueno, eso pasa en las mejores familias, como dicen algunos. Algunas cuestiones pequeñas pueden producirse, porque, claro, la lucha lleva a cuestiones que muchas veces son pecaminosas. Pero eso no enturbia, no desfavorece el bien final, que es el que se persigue.

Yo sé que los políticos trabajan. Esa es su misión. Ellos la efectúan, y hacen bien. Pero la organización sindical tiene su propia política, que no es la política de uno o de otro, sino que es la política de la organización. Por eso es que tenemos a las 62 Organizaciones, que son las que fijan y dirigen la política de conjunto de las organizaciones sindicales. La organización sindical debe seguir una política, desde el momento que es un factor de poder. No debe emplear el poder en forma indecisa ni brumosamente, sino sistemática y racionalmente, para lo cual tiene que estar organizada también políticamente.

Nadie escapa a la razón política, porque ésta es la que domina a las demás. No hay economía, ni tampoco orden social, sin política. La política es la que fija el camino. Los demás, lo recorremos. Esto no quiere decir que la política va a decir cómo caminamos. No, caminamos como queremos nosotros.

Hay un camino para todo, pero dentro de él, establecemos las condiciones: cuando caminamos, cuando descansamos, corremos o aceleramos el paso.

Pero -y esto es lo fundamental- si no recorremos todo el camino, el país es el que se perjudica. Y cuando el país se perjudica, nos perjudicamos todos.

Para poder realizarnos cada uno de nosotros, es necesario que primero se realice el país. Si el país no se realiza, es soñar con que uno ha de realizarse. Nadie se realizará en un país que no se realice en conjunto.

-Compañeros: no quiero seguir abundando en estos temas que sé que ustedes, dirigentes ya avezados y experimentados, conocen tan bien como yo. Sólo quiero tocar una melo~ día, que debe ser asimilable para todos. Y lo hago desde la

Presidencia de la República, porque esa es mi responsabilidad.

 

POLITICA SINDICAL

 

La política sindical la fijan los trabajadores, y yo tengo que respetarla, aunque no me guste. Por eso me han puesto a mí aquí. De la misma manera pienso para los demás .sectores.

Respeto a todos los que representan factores de poder y considero, en la medida de lo posible, a los que representan también factores de presión, pensando que unos son. los legítimos

y otros son excrecencias del sistema, que también deben ser respetados.

No voy a seguir abundando sobre esto, porque sé que ustedes lo conocen perfectamci1te bien. Solamente quiero felicitarlos por haber alcanzado a hacer en Córdoba -que no es fácil- una organización que reúne a lo fundamental. Ahora falta que trabajemos para ir agregando lo que queda fuera de esa organización fundamental, para fortalecerla y perfeccionarla. Para forta1ecerla y perfeccionarla como compañeros, eso es lo único que les pido que realicen. No olviden que en esto

-como dicen los italianos- es necesario acostumbrarse a tragarse un sapo. Cuando llega el momento de tragarlo, no hay más remedio que hacerlo. Ese sacrificio va siempre en bien del conjunto, que es lo que todo lo merece. Siempre he pensado así y siempre lo he realizado así, con éxito.

A veces vienen algunas personas a verme que, en realidad. les daría un puntapié y, sin embargo, les tengo que dar un abrazo.

La política .impone esta manera de ser, porque es un proceso cuantitativo. Tengo que llevar a todos, buenos y malos, porque si quisiera llevar solo a los buenos, voy a llegar con muy pocos.

El sindicalismo no escapa a esta misma premisa. hay una vieja máxima de los cristianos que dice: "Llegaron los sarracenos y nos molieron a palos, porque Dios ayuda a los buenos cuando son más que los malos".

La política obliga a eso, y la política sindical no escapa

.a las reglas del resto de la política.

 

Felicito a los compañeros de Córdoba y también felicito a los compañeros de la organización sindical central, de la

Confederación y de las 62 Organizaciones. Pienso que este tra~ bajo, de cualquier manera que se lo haga, siempre será positivo.

Unir y organizar, esas son las palabras de orden que defienden y hacen de coraza a las organizaciones sindicales. En ese trabajo deben empeñarse todos los dirigentes, tanto los de conducción como los de encuadramiento. Los dos tienen una tarea y no sé cuál de las dos es más difícil, si el acierto en la dirección, o el trabajo de todos los días para hacer factible la dirección. A los dirigentes de encuadramiento. hay que cuidarlos minuciosamente, pues desde allí es de donde salen los futuros dirigentes, y los que en ese sentido se olvidan de eso, en cierto modo renuncian al porvenir. Debemos prever, organizar y conducir para al porvenir. El pasado ya no cuenta; el presente está en marcha; lo importante es lo que ha de venir, es allí donde tenemos que poner la mirada. Por esa razón, los felicito y los exhorto a seguir adelante.

 

CORDOBA: CENTRO INDUSTRIAL

 

Sé que Córdoba es una provincia que no es fácil; sé que es una provincia con gran predicamento sindical y gremial, pero no debe olvidar que eso nos lo debe a nosotros. Cuando llegarnos al Gobierno, en Córdoba no había más que doctores.

Ahora hay trabajadores. Fuimos nosotros los que descentralizando la industria llevamos un gran factor industrial a Córdoba.

Esa provincia no nos pagará sino con muchos años de agradecimiento lo que hemos hecho con ella. La hemos transformado en un gran centro industrial y esa es obra exclusivamente nuestra. Fue el Justicialismo el que se acordó de que, al descentralizar la industria, teníamos que darle a Córdoba un coeficiente suficiente como el que tiene actualmente.

Todo lo que hay en Córdoba lo hemos hecho nosotros.

Y eso no deben olvidarlo los cordobeses. Si sienten gratitud, por cuanto hemos hecho, deben tener también una conducta que acompañe esa gratitud.

 

El Gobierno Justicialista ha hecho por Córdoba lo que no hizo ningún otro gobierno y esperamos que por gratitud, por lo menos, sean conscientes y sigan las reglas de juego que hemos fijado nosotros. En eso espero -sobre todo los peronistas, que son los que me han dado mas trabajo- que se pongan un poco de acuerdo también allí y gobiernen bien.

Afortunadamente, en ese sentido, no. he tenido mucho que intervenir, porque hemos dejado obrar en todas las elecciones a las fuerzas provinciales. Así como no quiero que nadie meta la mano en un sindicato, tampoco quiero que la metan en la provincia. Cada provincia ha de resolver su problema, y -' si se entierra, no ha de ser porque nosotros presionemos o hundamos.

Córdoba ha resuelto el problema por su propia vía. Cuando ya la situación se hacía insostenible, intervinimos nosotros.

Pero hasta ese entonces no lo habíamos hecho.

Todos los días venían políticos para que hiciera tal o cual cosa; incluso, nos pedían que interviniéramos. Si lo hubiéramos hecho antes, hubiese sido un dictador. En este sentido, nosotros hemos respetado todo eso. Todos los días nos ponían una cáscara de banana, pero nunca la pisábamos.

Ustedes vieron cómo se ha resuelto todo eso. Cuando ya no había gobierno, concretamos la intervención mediante una ley del Congreso y no por nuestra cuenta. Así fue como intervinimos, enviando a un hombre de nuestra confianza, que creo se está desempeñando bien y para el bien de Córdoba.

-Compañeros: Muchas gracias por esta visita y les deseo mucho éxito y mucha suerte en el futuro, que creo la van a necesitar.

 

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